Los resultados de una ritidoplastia suelen durar entre 5 a 10 años, dependiendo de factores como la calidad de tu piel, tu estilo de vida y la técnica quirúrgica utilizada. Aunque el envejecimiento continúa, los efectos del procedimiento son duraderos y proporcionan un rejuvenecimiento notable.

La recuperación después de una ritidoplastia puede involucrar molestias, hinchazón y moretones, pero no suele ser dolorosa. El dolor suele ser manejable con medicación prescrita y la mayoría de los pacientes describen la sensación más como incomodidad que como dolor severo.

Sí, la ritidoplastia se puede combinar con otros procedimientos estéticos, como la blefaroplastia (cirugía de párpados), el lifting de cuello o la liposucción facial, para obtener resultados más completos y armoniosos. Es importante discutir tus objetivos con tu cirujano para planificar el mejor enfoque.